Ante las declaraciones del Gobernador Antonio Bonfatti en el sentido de abrir un debate respecto a la política de legalización o no de algunas drogas, manifiesto mi acuerdo con la propuesta de incentivar el debate, pero con algunas puntualizaciones. El consumo de cualquier sustancia psicoactiva, incluidas las legales como tabaco y alcohol (aunque este último referido a su uso sin moderación), es negativo para la salud y debe ser desalentado activamente desde el Estado.
Lo primero, entonces, es una vigorosa política de prevención de adicciones, acompañada por el combate a las mafias que lucran con las mismas, o sea el narcotráfico.
Sin embargo, es real que la prohibición lisa y llana de algunos de estos productos han traido como consecuencia no la reducción de su consumo, sino por el contrario el aumento del mismo y el acaparamiento del negocio por empresarios abiertamente delictivos, es decir mafias.
La ilegalidad de este comercio genera una altísima rentabilidad que es utilizada para corromper instituciones policiales, seducir a jóvenes de los barrios a los que la sociedad les niega la posibilidad de educación y trabajos dignos, y sobre todo dejar su parte de la ganancia a «honorables empresarios y financistas» que lavan el dinero. El círculo de ilicitud y rentabilidad es similar a lo que ocurrió en EEUU entre 1920 y 1933 con el alcohol.
Destruir la base económica de ese negocio es fundamental para poder ganar la mal llamada «guerra a las drogas», que con las políticas públicas actuales se va perdiendo.
Sin embargo, en la conciencia mayoritaria de nuestra sociedad, cualquier propuesta en esta dirección se suele confundir con una promoción del consumo de drogas, cuando en realidad estamos planteando exactamente lo opuesto.
Esta confusión deviene de que no se percibe por parte de los gobiernos nacional, provincial ni municipal una política seria y acorde a la importancia y envergadura del problema en materia de contención social de los jóvenes, prevención y desaliento de las adicciones, atención y rehabilitación a los que ya son adictos, combate al narcotráfico incluyendo radarización, investigación en serio del lavado; ataque a fondo a la corrupción en las fuerzas de seguridad, entre otras medidas urgentes.
El debate es necesario para gestar los consensos imprescindibles que permitan generar nuevas y más efectivas políticas que hagan retroceder a la droga y no avanzar como hasta ahora. Pero debe estar precedido o acompañado por acciones muy claras de los gobiernos de todos los niveles en la ejecución de estas políticas que ya tendrían consenso social si existiera la voluntad política de priorizarlas; pero en las cuales sin embargo, las acciones gubernamentales para efectivizarlas son absolutamente escasas.
fuente http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/rosario/22-37538-2013-02-04.html