“Hoy la cárcel cumple una función de depósito. El Estado no quiere resocializar a las personas detenidas porque no hay dónde insertarlas después, entonces las mantiene la mayor cantidad de tiempo posible ahí, donde no hay ninguna regla que valga”.
La definición pertenece a Nicolás Laino, máster europeo sobre Sistema Penal, socio cofundador y secretario general de laAsociación Pensamiento Penal (APP). Estuvo en Neuquén para recorrer las unidades de detención de esta capital, Cutral Co y Zapala, a fin de elaborar un diagnóstico.
La APP realiza este estudio en todas las provincias. Hace poco se conoció el trabajo correspondiente a Río Negro (aquí en word)
Laino llegó a Neuquén en una coyuntura especial: el asesinato de Cristian Ibazeta dentro de su celda, las salidas de José Poblete, elimpedimiento para que diputados y defensores oficiales ingresen a la cárcel.
Dijo que “simbólicamente se fomenta una imagen pública de desgobierno por parte del poder Ejecutivo, que tiene que controlar, y de gobierno muy fuerte por parte de la policía. Es lo que llamamos autogobierno policial”.
“Lo más fuerte es que la policía tiene poder absoluto sobre los cuerpos de las personas que están presas y también sobre sus familiares: todo lo que salta con las requisas, lo que en su momento dio lugar a que Ibazeta protestara, y lo castigaran, y después juzgaran a los policías, que los absolvieran a la mayoría… todo esto demuestra que la policía hace lo que quieren sin que nadie la controle”, agregó.
Respecto del rol del Poder Judicial, Laino rescató el hábeas corpus que la semana resolvieron favorablemente las Cámaras Criminales. Lo confrontó con que “en general el Poder Judicial banaliza las denuncias por torturas y malos tratos. No se investiga, se incumplen todo tipo de estándares internacionales. Esta impunidad favorece que se sigan cometiendo estos hechos”.
Opinó que los niveles de violencia bajarían si existiera un servicio penitenciario a cargo de civiles, aunque “siempre va a depender de qué civil estará al mando de la cárcel. Tienen que ser civiles comprometidos con el respeto por los derechos humanos y además deben recibir capacitación”.
Consultado sobre la función de la cárcel, destacó que “los criminólogos dicen que la cárcel nació históricamente para cumplir una función dentro de un sistema económico: era la cárcel fábrica, un lugar donde se capacitaba gente, mano de obra que hacía falta dentro del sistema productivo. Hoy en día con el fenómeno de la globalización, el trabajo deslocalizado, etcétera, hay niveles de desempleo, pauperismo y pobreza. Entonces la cárcel cumple una función de depósito. De control de población excedente. El Estado no sabe qué hacer con ellos entonces los mete en la cárcel y los tiene la mayor cantidad de tiempo posible”.
“La cárcel está cumpliendo un fin de depósito, de separar de la sociedad a ciertos sectores que son vistos como indeseables para que no molesten. Y hay una legitimación social de todo esto”, concluyó.